Alopecia
La caída del cabello es un motivo de consulta muy frecuente en el ámbito de la dermatología. Sin embargo, no todas las "caídas" son iguales y su diagnóstico es fundamental para establecer un tratamiento adecuado y efectivo.
Causas
La alopecia puede estar generada por innumerables causas. Cuando es genética se denomina alopecia androgenética y puede deberse tanto a factores hereditarios como hormonales. Suele empezar pronto, a los 20-30 años, el pelo se vuelve más fino y escaso, la densidad capilar disminuye considerablemente y la caída se manifiesta principalmente sobre todo en la parte alta de la cabeza.
El exceso de andrógenos también puede causar alopecia. La alopecia universal difusa puede deberse a varios motivos pero normalmente es debida a un exceso de hormona masculina y se presenta siguiendo dos patrones, en función de si afecta a una mujer o a un hombre.
Así, en los hombres, sigue el patrón de Hamilton afectando inicialmente a la zona frontotemporal y la coronilla.
En las mujeres, sin embargo, sigue el denominado patrón de Ludwig: se va aclarando progresivamente la zona superior del cuero cabelludo, sin afectarse la línea de implantación (la zona frontal).
El estrés tanto laboral como emocional afecta directamente la salud capilar. Puede generar Por estrés un efluvio telógeno, que vendría a ser una parada de un tiempo en el ciclo habitual del cabello. De manera que, durante ese tiempo, el pelo no se regenera como es habitual, apareciendo zonas menos pobladas.
Una dieta desequilibrada o una alimentación inadecuada, como por ejemplo las que ponen en boga muchas dietas mal planteadas, además de poder resultar muy perjudiciales para la salud pueden originar caída de cabello. La falta de hierro o zinc son algunos de los motivos más frecuentes de la pérdida de pelo.
Las alteraciones en el sistema inmune y la inflamación celular también están detrás de muchas alopecias.
Síntomas
A pesar de que la queja principal referida por el paciente sea la pérdida de pelo, no siempre la caída es el problema real que está ocurriendo. Pueden prevalecer otros síntomas o signos como el picor en el cuero cabelludo, la descamación o la pérdida de densidad y afinamiento del tallo piloso de forma difusa o localizada. Detectar si prevalece una u otra de estas situaciones nos puede dar la pista para orientar el diagnóstico.
Existen dos grandes grupos de alopecias (término médico para referirse en general a estas enfermedades del cabello), las que ocasionan una pérdida definitiva del mismo: alopecias cicatriciales y las que no lo destruyen por completo y de forma permanente: alopecias: no cicatriciales. Esta división inicial en ambos grupos no siempre es sencilla, por lo que el papel de un dermatólogo-tricólogo experto en la materia se hace fundamental.
Además, no todos los problemas del cabello tienen origen en el pelo, puesto que la piel del cuero cabelludo también puede sufrir enfermedades o dermatosis con su posible repercusión sobre los tallos pilosos; y a su vez éstos pueden verse dañados de forma directa por agresiones externas.
Es importante entender cada una de las afecciones dentro de estos grupos comentados, las alopecias cicatriciales, las no cicatriciales, los trastornos del cuero cabelludo y las alteraciones del tallo piloso. Un diagnóstico correcto es la única vía para implantar un tratamiento adecuado, individualizado y efectivo.
Diagnóstico
El punto de partida de un correcto diagnóstico de la alopecia siempre debe ser ponerse en manos de un dermatólogo experto en tricología. Además de la correcta historia clínica dirigida y la exploración tricológica es necesaria la realización de tricoscopia, siendo la tricoscopia digitalizada la herramienta de mayor valor diagnóstico en la actualidad. Además de permitir afinar el diagnóstico, facilita el seguimiento del paciente. En la alopecia androgenética nos aportará un recuento de los tallos pilosos por centímetro cuadrado y su diámetro medio entre otros, lo que pone de manifiesto de forma objetiva el estado inicial del paciente y la mejoría con los tratamientos que se prescriban. En las alopecias cicatriciales permite además cuantificar con más precisión el grado de inflamación y la actividad del proceso en cada zona del cuero cabelludo. En ocasiones, puede ser necesario también añadir una biopsia para establecer el diagnóstico definitivo.
Tratamiento
En los últimos años se han desarrollado nuevas terapias para la caída del cabello, fundamentalmente para alopecia androgenética; y algunas de las ya empleadas se han redescubierto con nuevas vías de administración.
La mesoterapia capilar con dutasteride aporta el efecto del fármaco de forma directa sobre los folículos pilosos y además se ha demostrado que el propio estímulo de la microinfiltración puede ejecer una acción estimuladora de crecimiento. Es una terapia
bien tolerada y de franca eficacia, que se puede combinar con los tratamientos convencionales para sumar efectividad y con el plasma rico en plaquetas que añade los factores de crecimiento al folículo piloso.
La administración de minoxidil por vía oral también está suponiendo un gran avance en el tratamiento de la alopecia androgenética, evita la aplicación diaria de esta loción, muchas veces incómoda y engorrosa, añadiendo además la mayor eficacia que puede tener el fármaco al ser administrado por vía oral. La dosis debe ajustarse a cada paciente de forma individualizada por el dermatólogo tricólogo e ir modulándose según el curso de la enfermedad. Además, no todos los pacientes presentan mejoría con la aplicación de minoxidil en loción de forma directa en cuero cabelludo, ya su efectividad por esta vía de administración depende de la presencia en la piel del cuero cabelludo de una enzima que procese el medicamento. No todos los pacientes cuentan con esta enzima a nivel local, pero todos la tienen en otros órganos internos del cuerpo, por lo que el minoxidil oral SIEMPRE será eficaz, incluso en los pacientes en los que no ha funcionado cuando se ha aplicado en loción.