Psoriasis
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria que afecta la piel. Se caracteriza por producir lesiones rojizas, escamosas, ligeramente abultadas y de bordes definidos. Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluidas las mucosas y las uñas, afecta preferentemente la piel de los codos, rodillas y cuero cabelludo.
Causas
La causa de la psoriasis no está del todo clara, pero parece ser el resultado de un proceso acelerado de renovación de las células de la piel inducido por factores inmunológicos.
De manera natural, las células de la capa más externa de la piel (epidermis) se renuevan constantemente cada cuatro semanas; en las personas con psoriasis, este proceso de renovación puede ocurrir en solo unos días, lo que conduce a una acumulación de células cutáneas en forma de placas cubiertas de escamas blanquecinas. La inflamación y el enrojecimiento alrededor de las escamas es común.
Factores genéticos parecen estar involucrados como una de sus causas. Factores ambientales como el estrés, un fuerte impacto emocional, las infecciones y la toma de fármacos como anti-inflamatorios, betabloqueantes o antipalúdicos pueden desencadenar un brote esporádico de psoriasis.
Aunque existen distintos niveles de gravedad y extensión, la psoriasis, habitualmente, tiene un impacto importante en el bienestar del paciente que la padece.
Síntomas
Aunque puede manifestarse a cualquier edad, la mayoría de los pacientes tienen los primeros brotes entre los 15 y los 35 años, y suelen presentarse como lesiones cutáneas de tamaño variable, enrojecidas y recubiertas de escamas blanquecinas de grosor variable, claramente delimitadas, con frecuencia en codos, rodillas, cuero cabelludo y región sacra, aunque puede afectar a cualquier otra parte del cuerpo.
Estas lesiones pueden picar, doler y a veces se agrietan y sangran.
Aparte de las lesiones cutáneas o la afectación articular, algunos pacientes también presentan sobrepeso u obesidad, niveles altos de glucosa y colesterol, lo que se conoce como síndrome metabólico. De ahí la importancia de valorar al paciente con psoriasis de manera global para ser tratados en unidades especializadas de carácter multidisciplinar, advierte la especialista.
Diagnóstico
El diagnóstico de la psoriasis suele realizarse por el aspecto clínico y la distribución de las lesiones. Las lesiones son muy características. Suele ser suficiente el diagnóstico clínico, pero en ocasiones se deben realizar evaluaciones complementarias. Para el diagnóstico y el tratamiento de la psoriasis debe acudir al dermatólogo.
La psoriasis cursa con brotes, se debe diagnosticar lo antes posible para controlar y espaciar la aparición de brotes y lograr una mayor calidad de vida del paciente.
La participación de diferentes especialidades médicas implicadas en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad es realmente importante ya que la psoriasis no solo se limita a la piel. Es muy importante que si el paciente lo necesita, su enfermedad sea valorada por otros especialistas como un endocrino en caso de sufrir alteraciones metabólicas, o por un psicólogo, si la enfermedad llega a afectar de una manera importante la vida psico-social del paciente.
Tratamiento
A pesar de los avances en su tratamiento, no se puede ofrecer en la actualidad una curación definitiva. El objetivo del tratamiento es librar la piel de lesiones durante un periodo lo más largo posible, lo que se llama «blanquear las lesiones», o conseguir su remisión.
La elección del tipo de tratamiento dependerá de la gravedad de la enfermedad, el estilo de vida de la persona, las enfermedades que tenga, su edad y sus preferencias.
Nuestra experiencia nos confirma que la combinación de diferentes terapias como la inmunoterapia junto con los tratamientos biológicos, apoyados con sesiones de fototerapia, con radiaciones UVB de banda estrecha, ayudan en gran medida a controlar la enfermedad.
¿Cómo afecta nuestro estilo de vida en el control de los brotes?
Se sabe que el nivel de estrés y la calidad de vida de los pacientes influyen de manera directa en el control de la enfermedad. Nuestros especialistas aconsejan controlar el estrés, mantener hábitos de vida saludables, como una dieta sana, la eliminación de hábitos nocivos como el tabaco o el alcohol y la realización de deporte periódicamente para ayudar a controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida.