Estudio molecular de los Nódulos tiroideos indeterminados
La prueba analiza la presencia de 10 marcadores genéticos y estima mediante un algoritmo desarrollado con inteligencia artificial si el nódulo indeterminado es maligno o no, sin tener que recurrir a una cirugía.
Doctora María Purificación Domínguez Franjo, jefa de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Ruber Internacional.
Hoy en día, gracias a la ecografía de la glándula tiroides es posible determinar si un nódulo tiroideo es sólido o si está lleno de líquido. La ecografía también permite medir con precisión el tamaño y volumen del nódulo, brindando información muy relevante para el seguimiento de su posible crecimiento en el tiempo. Además, con la ecografía se puede evaluar muy detalladamente la estructura del nódulo y descartar o confirmar la posible presencia de algunas características o marcadores asociados a una mayor probabilidad de que el nódulo sea maligno.
TI-RADS: Clasificación de los nódulos tiroideos según sus características ecográficas
Pero los nódulos tiroideos pueden mostrar un patrón ecográfico muy diverso que muchas veces dificulta una segura catalogación con respecto a su malignidad, por lo que varias sociedades profesionales y grupos de investigadores han propuesto métodos para guiar la clasificación de los nódulos tiroideos sobre la base de las características de la ecografía, la clasificación más aceptada es TI-RADS (Thyroide Imaging Reporting and Data System).
"TI-RADS en una clasificación ecográfica que evalúa unas determinadas características de los nódulos tiroideos como su forma, bordes, su vascularización, la presencia de microcalcificaciones y la ecogenicidad. Cada una de estas características se clasifican como benignas, mínimamente sospechosas, moderadamente sospechosas o altamente sospechosas de malignidad. Se otorgan puntos por todas las características de ultrasonido de un nódulo, y al sumar los puntos tendremos un valor que determina el nivel TI-RADS del nódulo, que varía de TR1 (benigno) a TR5 (alta sospecha de malignidad)" , comenta el doctor Juan Carlos Percovich, médico endocrinólogo del Hospital Ruber Internacional.
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Cada categoría se asocia a un riesgo determinado de malignidad y a una actuación, en los casos de TR4 y TR5, y en algunos casos de TR3, es necesario realizar una biopsia por aspiración con aguja fina (PAFF) del nódulo para evaluar sus células al microscopio y determinar si son malignas (cáncer) o benignas.
Biopsia por aspiración con aguja fina de nódulos toroideos
En la aspiración con aguja fina, el médico usa una aguja muy delgada para obtener una muestra de células de diferentes áreas del nódulo. Estas células son luego examinadas al microscopio por un médico patólogo que determinará si el nódulo es benigno o maligno. En nuestro hospital el médico anatomopatólogo acompaña al endocrinólogo en la toma de la biopsia y evalúa las células al momento, con lo que en menos de una hora se emite un informe diagnóstico conjunto de la prueba y el paciente se va a su casa conociendo el resultado.
Para la clasificación de los hallazgos citológicos, los patólogos usan el Sistema Bethesda que permite asignar un rango de probabilidades de malignidad a las muestras obtenidas. Es una escala que se obtiene de la interpretación de las distintas características de las células y el tejido obtenido en la biopsia y sirve para confirmar o no la malignidad del nódulo tiroideo.
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"Al evaluar las células de la biopsia al microscopio podemos encontrarnos con tres situaciones distintas: que las células sean claramente benignas, células que son claramente malignas, y un porcentaje de casos que oscila entre el 20 al 30% que son indeterminadas, es decir, en los que la citología no logra distinguir si un nódulo es maligno o benigno, son los llamados nódulos indeterminados", nos orienta la doctora María Purificación Domínguez Franjo, jefa de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Ruber Internacional.
La conducta terapéutica ante un nódulo benigno es su seguimiento ecográfico durante un tiempo, en los casos de nódulos malignos el tratamiento es la cirugía, y en los casos de resultado citológico indeterminado (fundamentalmente clasificación de Bethesda III y IV) el paciente es sometido con frecuencia a una intervención quirúrgica con una finalidad diagnóstica, pero esto está cambiando.
Test molecular para saber si un nódulo tiroideo indeterminado es benigno o maligno.
"El problema con la cirugía en los casos de nódulos tiroideos indeterminados es que, hasta un 65% de las cirugías, el resultado de la evaluación de los nódulos extraídos es benigno, es decir que esta cirugía no hubiera sido necesaria", advierte la doctora Domínguez.
En la actualidad nuestro hospital dispone de una prueba molecular, con capacidad de predecir con un elevado porcentaje de fiabilidad si este tipo de nódulos son o no benignos, gracias a lo cual se indica la cirugía únicamente en los pacientes con alta sospecha de malignidad.
"La prueba analiza la presencia de 10 marcadores genéticos: cinco son inflamatorios y del microambiente tumoral, 3 genes están relacionados con el tumor, son los genes epiteliales, y dos genes estabilizadores. En función de la presencia de estos genes se calcula un algoritmo desarrollado por inteligencia artificial que genera un valor que establece si este nódulo es maligno o benigno con una certeza superior al 90%, con lo cual solo vamos a tratar con cirugía los casos que resulten malignos".
Esta prueba genética ha sido validada clínicamente mediante dos grandes ensayos multicéntricos independientes, que demostraron que la prueba predice nódulos tiroideos benignos con un Valor predictivo negativo del 95 % y puede identificar casos negativos verdaderos con una especificidad del 88 %. Esta prueba puede informar con seguridad la naturaleza benigna de un nódulo indeterminado mientras identifica el 88% de las cirugías evitables para casos histológicamente benignos.
"Nosotros le proponemos a los pacientes con nódulos indeterminados realizar esta prueba molecular, simplemente le hacemos una segunda punción con aguja fina y analizamos las células mediante esta prueba que nos permite informarle si su nódulo, a pesar de ser citológicamente indeterminado, tiene una probabilidad alta de ser benigno o no", comenta la patóloga.
Durante su exposición en la Sesión del Hospital Ruber Internacional, la doctora Domínguez explicó que el paciente candidato para esta prueba molecular tiene un resultado de Bethesda III o IV, un nódulo de 1 a 5 cm, que por su ubicación y síntomas no debe requerir cirugía, el TI-RADS del nódulo no es 5 y el paciente tiene más de 18 años.